a educación tiene dos misiones: instruir a los escolares para
que logren valerse por sí mismos en un futuro no demasiado
fácil, y convertirlos en ciudadanos éticos que contribuyan al
desarrollo común.
En las últimas décadas, el estudio de la convivencia escolar ha adquirido una gran
relevancia por sus implicaciones en el aprendizaje y bienestar del alumnado, así
como en su desarrollo emocional, social y moral (Ortega, Romera y Del Rey,
2009).
Como ya es ampliamente reconocido, la educación en la escuela ha de ir dirigida no solo a la adquisición de conocimientos y habilidades que permitan aprender, sino también al desarrollo de actitudes, valores y conciencia social que permitan aprender a vivir, a ser felices y a compartir solidariamente lo común y
recíproco.
. Ello incluye aprender a conocernos y a aceptarnos tal y como somos;
a aproximarnos a otros individuos o grupos para establecer contacto e interactuar
de forma satisfactoria. Esto reforzará nuestra identidad como seres gregarios y el
sentimiento de pertenencia al grupo, necesario para la conexión social y ética.
En el ámbito de las emociones, la capacidad para comprender los sentimientos de otras personas (empatía cognitiva) y especialmente para vincularse emocionalmente con ellas (empatía afectiva), también parecen jugar un importante papel
en las dinámicas que afectan a la convivencia.
El desequilibrio en el desarrollo
de la empatía afectiva aparece como un elemento de riesgo de la implicación en
bullying, cuya direccionalidad varía según el rol analizado.
A lo largo de la infancia y como resultado de los procesos de convivencia,actividad compartida, comunicación y modulación emocional, se va desplegando
la competencia social. La competencia social implica el desarrollo de comportamientos y habilidades que los escolares ponen en práctica en su vida social teniendo en cuenta las características del contexto en el que se desenvuelven.
Conclusión
Los estudios y teorías revisadas ponen de manifiesto la importancia de promover la inteligencia emocional, la competencia social y el dominio moral del alumnado como procesos esenciales para el desarrollo de comportamientos cívicos,
respetuosos y tolerantes que favorezcan el establecimiento de relaciones interpersonales positivas y satisfactorias.