eddie rickenbacker
26. CIERRE DEL CURSO | DAR LAS GRACIAS.
Gracias, Gracias, Gracias
La Historia de Eddie Rickenbacker.
Permítanme contarles acerca de un hombre llamado Ed. Casi todos los viernes por la noche, sin falta, cuando el sol se estaba ocultando, Ed iría a la playa, a su muelle favorito, con una cubeta gigante de camarón.
8. Caminaba hasta el final del muelle, mientras el sol seguía ocultándose, el hombre estaba allí con su cubo de camarones, y cada viernes por la tarde se podía ver como comenzaba a lanzar los camarones en el agua.
Inmediatamente docenas y docenas de gaviotas envolvían a Ed con su aleteo y Ed seguía allí lanzando camarones para los pájaros hambrientos.
Si usted estuviera parado junto a él se le escuchaba decir, con una sonrisa entre dientes, y dirigiendo su mirada hacia los pájaros "gracias, gracias, gracias”
"Después de que el cubo estaba vacío Ed permanecía allí, sumido en sus pensamientos, viendo como el sol se iba detrás del horizonte.
Casi todos los viernes una de esas gaviotas se posaba en su desgastado y curtido sombrero, un sombrero viejo militar que había usado durante años. Ed finalmente comenzaba su recorrido hasta el final de la playa y luego volvía a casa.
Quienes lo veían llegaban a pensar que este hombre estaba, loco, que le faltaba un 20 para el peso, que no tenía todos los patitos en línea. Etc.
Lo que muchos, tal vez algunos de ustedes no sepan es que el nombre completo de este hombre es Eddie Rickenbacker el es un famoso héroe de la 2da Guerra Mundial y en una de sus misiones de vuelo a través del Pacífico, él y su tripulación de siete miembros cayeron al mar.
Milagrosamente todos los hombres sobrevivieron, saliendo de su avión y
Se las arreglaron para subir a una balsa salvavidas.
El capitán Rickenbacker y su tripulación estuvieron flotando durante días en las aguas turbulentas del Pacífico.
Ellos lucharon contra el sol, lucharon contra los tiburones, pero la mayor lucha que sortearon fue la de combatir el hambre.
En el octavo día, el recurso de comida se acabó, toda el agua que se había ido, estaban a cientos de millas de tierra, y nadie sabía dónde estaban. Se necesitaba un milagro.
Por la tarde tuvieron un pequeño servicio devocional, y oraron por un milagro.
Trataron entonces de ir a dormir. Eddie se echó hacia atrás y sacó su gorra militar y la puso por encima de su nariz. De repente sintió que algo aterrizo en la parte superior de su gorra.
Era una gaviota! El capitán Rickenbacker más adelante se describe cómo él permaneció inmóvil hasta que con un movimiento rápido de mano tomo del cuello a la gaviota torciéndoselo hasta matarle.
Le Arrancó las plumas y él y su equipo hicieron una comida de esa gaviota.
Luego utilizó el intestino como carnada para los peces.
Con el pescado capturado comieron y nuevamente con los intestinos hicieron una carnada y así comenzó el ciclo.
Con esta técnica simple supervivencia fueron capaces de sobrevivir hasta que fueron encontrados y rescatados.
Eddie Rickenbacker vivió muchos años después de esta prueba, pero nunca olvidó el sacrificio de esa primera gaviota.
Nunca olvidó cómo Dios proveyó esa ave en su momento de mayor necesidad, y nunca dejó de decir:
"Gracias." Es por eso que casi todos los viernes por la noche iba al final de ese muelle con un cubo lleno de camarones y un corazón lleno de gratitud.