Debemos empezar por erradicar los pensamientos irracionales, aquellos que nos plantean un futuro aterrador, infeliz, o nos presionan demasiado para conseguir los mejores resultados.
No vale la pena preocuparnos en exceso por las molestias cotidianas, incluyendo las dificultades económicas, entendiendo que algunos niveles de incomodidad son perfectamente soportables.