Tiene como objetivo cuidar al paciente antes de que padezca una enfermedad grave y, de esta manera, evitar que vaya a más atajándola cuando se presentan los primeros síntomas; Asimismo, la kinesiología preventiva trabaja para que ni siquiera se lleguen a presentar esos primeros síntomas, manteniendo el organismo en un estado óptimo que evite dolencias futuras.
Pretende eliminar un problema o reducirlo, así como los síntomas, dolores o rigideces que dicho problema provoca en el paciente. Hay kinesiólogos especializados en esta rama y están acostumbrados a tratar, por ejemplo, pacientes con diferentes grados de paraplejía.
Esta disciplina nació en la década de los años 30 del siglo pasado, aunque fue George Goodheart, 30 años más tarde, el que estableció las bases de lo que ahora conocemos como kinesiología aplicada, y que desde entonces no ha parado de evolucionar. En algunos países como Estados Unidos, Australia, o Nueva Zelanda, se considera una profesión con entidad propia y con peso suficiente para ser mucho más que un complemento diagnóstico o terapéutico.
Lo que hace un kinesiólogo es atender a pacientes, buscando la recuperación y rehabilitación de su capacidad física mediante la utilización del movimiento ya través de la Reeducación, la Ejercitación y la Fisioterapia.