Esta historia de los voladores de Papantla inició como una ceremonia en la época prehispánica, que tenía que ver con un rito orientado a pedir lluvia debido a un periodo largo de sequía, el rito en aquellos tiempos no se iniciaba aventándose al vacío, si no con la selección del “palo volador”, se danzaba en torno a él y se realizaba toda una serie de pasos.
Este ritual está asociado a la fertilidad, no obstante segun los registros antropologicos, la danza existía con otras caracteristicas y fue relacionada al culto religioso en la era posclásica, gracias a que fue incorporada a la cultura totonaca y posteriormente los aztecas le adicionaron elementos solares y de mayor peligrosidad.
En el rito del corte, primero se hace una ceremonia para pedir perdón al bosque por tomar la vida de uno de sus seres y se le ofrecen ofrendas mientras los danzantes bailan alrededor del árbol.
también se depositan ofrendas. La instalación y arreglo del palo también va acompañada de música.
En los extremos de la cruz se colocan cuerdas que sujetan a los danzantes voladores simbolizando los puntos cardinales, norte, sur, este y oeste, más el caporal que representa el centro.
Cada señal que el caporal hace es un tipo de acrobacia, en una de ellas cada danzante volador salta al vacío, sujetado por la cintura, boca abajo y afianzándose con las piernas y gira 13 veces cada uno de ellos silmulando descender por los 13 cielos del dios sol.
Los sones de volador, nombre genérico utilizado para nombrar al repertorio musical usado en el rito de los voladores, son ejecutados por el caporal, músico y danzante que realiza la función de sacerdote y guía en el ritual.