Fuimos llamados por Dios para una vida de felicidad y realización, de la que nuestro ámbito familiar debe ser testigo de excepción . No podemos ser excelentes en nuestra vida pública si nuestra familia no forma parte de la victoria. Debemos edificar una familia que agrade a Dios y que sea ejemplo para cumplir la Gran Comisión.
10 Este es mi pacto, que guardaréis entre mí y vosotros y tu descendencia después de ti: Será circuncidado todo varón de entre vosotros. 11 Circuncidaréis, pues, la carne de vuestro prepucio, y será por señal del pacto entre mí y vosotros. 12 Y de edad de ocho días será circuncidado todo varón entre vosotros por vuestras generaciones; el nacido en casa, y el comprado por dinero a cualquier extranjero, que no fuere de tu linaje. 13 Debe ser circuncidado el nacido en tu casa, y el comprado por tu dinero; y estará mi pacto en vuestra carne por pacto perpetuo. 14 Y el varón incircunciso, el que no hubiere circuncidado la carne de su prepucio, aquella persona será cortada de su pueblo; ha violado mi pacto.
Un principio de bendición para la familia era el pacto de circuncisión. Implica no solo un ritual, sino la transmisión de los principios de Dios. Cada hijo e hija forma parte de este legado de bendición. Nuestra vida familiar debe transmitir lo que hemos recibido de parte de Dios.
- Necesitamos transmitir las promesas de Dios a nuestra familia. - Nuestros cónyuges e hijos necesitan formar parte de lo que somos y también de lo hacemos. -No podemos dejar a nuestra familia por fuera del ambiente. - Los principios y las actividades que les hacen parte del llamado de Dios.
- Implica "cortar" como señal del pacto. - Debe ser cortada toda tradición, práctica o principio que no forma parte del propósito de Dios. - Muchas veces permitimos que prácticas y costumbres entren a nuestra familia volviéndonos una familia sin vida sobrenatural. - La formación y enseñanza de nuestra familia debe estar basada en Dios y sus principios y no en nuestra experiencia o lógica humana.
- Dios quería fortalecer la autoridad masculina, que fueran los hombres los que mantuvieran el pacto de bendición. - Para Dios la figura masculina en la familia sigue siendo vital , pues demarca la figura de autoridad y responsabilidad, fortaleciendo la vida emocional y estructural de la familia. - Cuando no hay un liderazgo masculino, tierno y firme, nuestra familia terminará en caos e inseguridad.
- Nuestro ejemplo, amor y constancia debe ser de desafío. - No podemos llevar a nuestra familia y a otros a alejarse de Dios y de sus propósitos de bendición.
A la familia debemos cuidarla y protegerla, nuestros mejores esfuerzo deben ser para ella, pues cimienta los valores que hacen crecer a un ser humano y le permiten enfrentar cualquier desafío para la vida. Es un deber amar a nuestra familia y luchar por su bienestar, esto se logra dando buen ejemplo y cumpliendo el rol que nos corresponde dentro de ella.