PRESENTATION OUTLINE
El amor por la naturaleza es sincero y fructífero para todos los involucrados: regocijo y provecho en forma de alimento, oxigenación o complacencia para el ser humano, conservación y cuidado para el medio ambiente.
Foto: A Golden Touch Photography via photopin cc
El contacto con la vida animal y silvestre, el cosmos y demás panoramas naturales, crea seres humanos más sensibles y conscientes. Nunca se es demasiado pequeño para empezar esta conexión.
Foto: A Golden Touch Photography via photopin cc
Llévalos a un bosque, arboleda o al árbol más cercano. ¿Cómo se llama este árbol, esta flor, este insecto? Haz de los encuentros una experiencia que fomente la curiosidad del niño e impulsa esos “¿por qué?”.
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Corran al aire libre. MUCHO. Disfrutarán sentir los suspiros de aire en su rostro y aunque se tropiecen con alguna piedra, aprenderán que están en un lugar seguro, se adaptarán y se convertirá en una convivencia agradable, deseable.
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Permítele que siembre vida, un árbol o una semilla de flor u hortaliza, que cuide de ella y observe su crecimiento. Aprenderá sobre el ciclo de vida, responsabilidad, el valor del tiempo y la recompensa del esfuerzo.
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Demuéstrales cómo pueden cuidar el planeta con medidas ecológicas como el reciclaje. Les enseñas a proteger el hogar en donde viven.
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No aplastemos insectos ni arranquemos hojas. Los niños aprenden a respetar y ser más sensibles a lo que nos rodea.
Colecciona puestas de sol, anocheceres estrellados y cántale a la Luna. Les enseñas a tus hijos que la belleza nos rodea si nos detenemos a contemplarla y que para mantener este paraíso radiante,debemos cuidarlo.
Foto: .craig via photopin cc
Hagan un cuaderno de la naturaleza o dibujos de lo que ven en sus paseos. Escriban sus nombres en la corteza de un árbol. Graben los sonidos de los animales del bosque, imítenlos. Inventen canciones. ¡La naturaleza inspira creatividad!
Realiza una excursión. Diviértanse, coleccionen hojas y aprendan juntos sobre las precauciones que se debe tener en la naturaleza. ¡Juega! Imagine que son aves, tira piedritas en el riachuelo, inventen canciones, tomen fotos.
Visita jardines botánicos, acuarios, zoológicos y granjas. Los niños aprenden muchos en estos paseos y quien sabe que como mi nene, sea el próximo en decir, “cuando sea grande les voy a pedir que les dejen ir a vivir a la selva”. ¡Potencial oculta!
Foto: woodleywonderworks via photopin cc
Estar al aire libre abre paso a varios pasatiempos: andar en bicicleta, pesca y hacer deporte. El deseo de realizar actividad física permanece con ellos toda la vida.
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Convivir con la Madre Tierra puede convertirse en una tradición familiar. Una visita al mar o picnic cada fin de semana se puede convertir en algo que tus hijos querrán heredar a la próxima generación.
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Separa un espacio todos los días para nutrir ese amor que crece entre tus hijos y la naturaleza. Todo amor merece dedicación.