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Conflicto y formas de reconocimiento-diferenciación
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- “Hablar de procesos de reconocimiento y diferenciación es hablar de identidades, de carácter social y de diferencias de clase social” (Almeida y Sánchez, 2014, p.197). Según Ricoeur (2006: 197-201) en el reconocimiento como identificación, la noción de reciprocidad plantea problemas. Esto debido a que evoca necesariamente el problema de la disimetría originaria de la relación yo y el otro. (Ricoeur en Almeida y Sánchez, 2014).
Por su parte Husserl (1985) señala que la alteridad del otro se construye en mí y a partir de mí. El diferente (el extraño) es un sujeto de experiencia capaz de percibirme a mí mismo como formando parte de su experiencia. Solo superando esta disimetría es como se pueden constituir comunidades por valores comunes. Ya que la vivencia propia de otro sigue siendo inaccesible para el yo (Husserl en Almeida y Sánchez, 2014).
Para Levinas (1977) la idea de ser es el proceso de asimilación de todas las diferencias aún las establecidas entre el yo y el otro; la propuesta ética es “abrirse al resplandor de la exterioridad o de la trascendencia en el rostro del otro” (Almeida y Sánchez, 2014, p.198).
En esta aproximación el yo no es ignorado, mantiene su consistencia propia en la identificación así. Pero el yo es llamado a responder a la expresión, a la interpelación del rostro del otro (Almeida y Sánchez, 2014).
El filósofo argentino Dussel (2000) comenta que Levinas trabajo un texto hebreo sobre el amor al prójimo, para señalar la argumentación anterior. La razón de Amar al otro, a este otro no es otra que el reconocer que él es tu mismo; es decir, él es tu propia esencia, ámalo porque él es quien te ha constituido, y más, el amor a él es lo mejor de ti (Dussel en Almeida y Sánchez, 2014).
No obstante es importante aclarar que esa relación con el otro no es una relación con algo ajeno y exterior, sino con lo más íntimo de mí interioridad y por eso dice Levinas: “el otro es como una piel debajo de mi piel” (Citado por Dussel, 2003: 3).
Con base en ello se puede significar a la alteridad como: “el otro es el que constituye el fundamento de mi interioridad, y esto se le debería llamar “la alteridad constitutiva de la subjetividad”, al otro ya lo tengo en mí desde siempre, y está como comandando mi propia existencia. Pero al mismo tiempo y por ello, yo también ya soy antes de toda conciencia y, de asumir esto en mi estructura fundamental de la subjetividad, ya soy responsable por el otro” (Dussel, 2000: 35, citado en Almeida y Sánchez, 2014:199).
¿A qué conflicto nos lleva ignorar el principio de alteridad?
La emergencia de nuevos procesos de racismo y xenofobia, y las repercusiones negativas de la llamada identidad nacional que en México se han ido evidenciando en las últimas décadas, decanta necesariamente al estudio de éstos odios identitarios que caracterizan actualmente algunas formas de reconfiguración de lazos sociales (Maalouf en Almeida y Sánchez, 2014).
Albert Memmi (1971) es probablemente uno de los mejores expositores de estas formas de odio. En libro Dominated Man define al racismo como “la atribución generalizada y final de valores acerca de diferencias reales o imaginarias, para beneficio del que las asigna y a expensas de su víctima, para justificar los privilegios o la agresión del primero” (Memmi, 1971: 85 citado en Almeida y Sánchez, 2014: 200)
Memmi (1971) describe las características del racismo:
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- Cada persona, o casi, es un racista inconsciente o semiconsciente o consciente; abiertamente o disfrazadamente, pero discerniblemente.
- El prejuicio racial es un hecho social, es una de las actitudes más extendidas en el mundo, tiene sus raíces en las instituciones y en las ideologías que rodean al individuo.
- La explicación racista es conveniente porque permite separar y declarar inferior al que está privado de poder y de esa manera aliviar la culpa que se siente en la relación con la víctima del racismo.
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- La explicación racista es efectiva porque ayuda al narciso ansioso y ávido que se esconde en cada uno de nosotros, no hay que probar nuestra superioridad, queda implicada en la inferioridad de los otros, es una tentación que no podemos resistir.
- Para ser grande, todo lo que necesita el racista es treparse en alguien. El racista escoge instintivamente para esto al oprimido, añadiendo desgracia al desgraciado
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- La presa preferida del racista es el extranjero porque es más vulnerable; esto explica a la relación entre racismo y xenofobia.
- Sorprendentemente el oprimido también puede practicar el racismo, sólo necesita alguien más pequeño o más humillado.
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- El racismo responde a una compulsión muy difundida de afirmarnos a nosotros mismo aún a costa de humillar a otros, de justificarnos acusando a otros. Y esto lo justificamos por el malestar y el miedo que nos produce ser diferentes. El miedo lleva a la hostilidad y la hostilidad a la agresión.
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- Los sentimientos de culpa son uno de los más poderosos impulsos en el mecanismo racista. Por medio del racismo la víctima es acusada de los crímenes reales o imaginarios del racista.
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- El racismo deforma al racista así como el imperialismo vuelve imperialistas a pueblos bien intencionados. Se requiere una gran lucidez para darse cuenta del daño que uno se produce a si mismo por miedo, autoridad y privilegios. Esto es posible sólo con el doloroso esfuerzo de colocarse a uno mismo en el lugar de la otra persona.
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- Este proceso de empatía que exige tanto en lo individual, debe completarse con acciones colectivas a través de la educación.
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- La lucha contra el racismo coincide, por lo menos parcialmente, con la lucha contra la opresión y con el esfuerzo por reconocer, admitir y respetar las diferencias.
- Se trata de hacer una opción ética y política, entre la de aplastar y humillar a ciertos seres humanos para exaltar a otros y la de reconocer que todos los seres humanos son iguales en dignidad.
Memmi (1971) cierra esta aportación señalando: “La lucha es larga y ardua y es un esfuerzo que posiblemente nunca termine. No podemos respaldar el miedo, la injusticia y la violencia. No es posible admitir lo inadmisible. El racismo revela la condición totalmente negativa del hombre subyugado y arroja luz sobre toda la condición humana” (Memmi citado en Almeida y Sánchez, 2014).
Bibliografía:
Almeida, E y Sánchez, Ma. (2014) Comunidad: Interacción, conflicto y utopía: la construcción del tejido social. Puebla, México: UIA.