El respeto es la capacidad de reconocer y valorar a a todas las personas. Sin respeto por nosotros mismos o por los demás es imposible poner en práctica valores como la libertad, la justicia, la honestidad, la empatía, la solidaridad, etc.
La integridad es la capacidad de hacer lo correcto en todas las situaciones. Es la puesta en práctica de la honestidad de forma consistente. Por esta razón, una persona puede ser honesta en un momento específico, pero no significa que sea íntegra. En cambio, para que una persona sea íntegra es necesario que sea honesta.
La libertad implica actuar según nuestra voluntad. Pero ejercer ese valor requiere respetar la voluntad de otros, así como las normas que rigen el orden de la sociedad. Esto está relacionado con valores como el respeto y la justicia. Si una persona limita la libertad de otros sería irrespetuoso e injusto, además de expresar falta de empatía.
Igualdad es reconocer que todas las personas tenemos los mismos derechos y obligaciones ante la ley, sin distinciones de ningún tipo. Este valor es el que permite que cualquier persona pueda tener acceso a la justicia y a ser tratado con equidad.
La justicia es un valor que busca el equilibrio entre el bien propio y el de la sociedad. Considera la libertad individual, la igualdad y la interdependencia entre las personas e instituciones para que cada quien obtenga lo que le corresponde. Para lograrlo, es necesario cumplir las normas establecidas para garantizar el respeto, la libertad, la tolerancia, la equidad y la paz.
La imparcialidad es la capacidad para emitir un juicio sobre una persona o hecho de forma objetiva, dejando de lado nuestros sesgos. Este valor es esencial para aplicar justicia, ya que no es posible ser justos si nos dejamos llevar por nuestras creencias, emociones o ideas preconcebidas.
La verdad es un valor que se hace palpable cuando las ideas, palabras o hechos pueden ser verificados en la realidad. Esto quiere decir que pueden ser descritos tal y como son, de forma veraz e imparcial. La verdad, a su vez, es la base de la honestidad, dado que no es posible ser honesto si no se dice la verdad.
La tolerancia es el valor que otorga respeto, dignidad y libertad a la diversidad. Implica convivir con creencias diferentes a las nuestras aunque no estemos de acuerdo con ellas. Ser tolerantes es reconocer el derecho de otras personas a ser y expresarse, de la misma forma en que nosotros esperamos ser respetados y tolerados por ser quienes somos.
La empatía es la capacidad de entender las necesidades y emociones de otros aunque no estemos viviendo su situación. La empatía se vincula con la bondad y la solidaridad, porque son los valores que nos permiten actuar para ayudar a otros cuando entendemos por lo que están pasando.
La equidad es tratar a todos por igual, entendiendo el contexto y las necesidades de cada persona para que haya un trato justo. La equidad es un valor fundamental para reforzar el respeto a las particularidades de cada individuo y dar un sentido más profundo a la justicia como derecho fundamental.
Ser solidarios es ayudar a otros de forma desinteresada por el bien común. La solidaridad nos ayuda a mantener el sentido de unidad en un grupo, ya que cuando cooperamos entre todos contribuimos a generar un ambiente óptimo para la convivencia social.
El valor de la beneficencia es la capacidad generar mayor bienestar posible en los individuos. Este valor es uno de los más importantes en el mundo de la medicina, ya que el objetivo de los profesionales de la salud debe ser velar por el bien del paciente, por encima de cualquier interés profesional.
La paz es un valor que busca una convivencia social armoniosa, a través de la puesta en práctica de otros valores como el respeto, la justicia, la equidad. Es un ideal cuyo objetivo es evitar la violencia en la sociedad. Por esta razón, una de las máximas aspiraciones de las naciones es lograr la paz para el beneficio de sus ciudadanos y sus instituciones.
El amor es uno de los valores fundamentales de la sociedad porque nos empuja a velar por la felicidad del otro. Las relaciones sociales se basan en la afectividad en las relaciones interpersonales que se expresan en forma de amistad u otro tipo de vínculos.
La bondad es el deseo de hacer el bien y expresarlo con acciones concretas, más allá de nuestros intereses personales. Por lo general, la bondad se ejerce a favor de aquellos que están en una posición de vulnerabilidad, por eso se nutre de la empatía y el altruismo.