PRESENTATION OUTLINE
Sones De Artesa De Guerrero
Los sones de tarima o de artesa, son una mezcla de ritmos autóctonos y foráneos que, se dice, provienen de las costas de Perú y Chile. A lo largo del litoral del pacífico sudamericano eran conocidos como “zamacuecas”. Los chilenos la adoptaron como un baile nacional, llamándole simplemente “cueca”.
“El son combina partes instrumentales y cantadas -explica Patricia Reyes-, empieza con una música llamada ‘paseo’ (que es común que inicie con una introducción de arpa) a la que le sigue una copla mientras las parejas bailan, las coplas que se cantan son de tipo amoroso, descriptivos y con frecuencia llenas de picardía. Los sones se cantan con estribillo que se van repitiendo entre copla y copla.”
Los instrumentos utilizados suelen ser la vihuela, el arpa y el cajón de tapeo, aunque suele haber variaciones. En esta Noche de Museos, el arpa fue gran ausente, “la estrella está dando un curso en Nayarit”, explica Gregorio Cordero (“versador” y “tapeador”).
En el paseo se hace la invitación a bailar a la dama, con pasos suaves. Durante las estrofas se baila con un zapateado que calca el ritmo que va ejecutando el “tarimero” y en los interludios, se hace gala de la habilidad de los pies, redoblando con complicadas figuras rítmicas.
El hombre es quien marca los pasos con un paliacate rojo, “no hay coreografías preparadas , aquí es muy fácil –dice Gregorio, mientras otros miembros del grupo hacen una demostración-, el hombre le dice a la mujer con el paliacate vuelta a la derecha o por el centro.” Una vez explicado, los bailadores invitan a los asistentes a darle a la tarima, algunos asistentes demuestran pericia y talento natural. La tarima es libre pero hay que esperarse a que se concluya un estribillo para poder pedirla.
Hay sones “derechos” y sones “chuscos”, los primeros son en los que se hace gala del zapateado, los segundos emulan movimientos de animales.
Los títulos de los sones ya indican el tipo de movimientos, por ejemplo, “La Iguana”, donde se hacen algunas planchas o “lagartijas” al ritmo del son que se toca; “El Zopilote” o “El Pato”, los pasos son parecidos: representa el cortejo del gallo a una gallina clueca. La mujer, con coquetería, evade los intentos de acercamiento del varón, quien con amplios giros de su paliacate imitando un lazo y con vigorosos redobles marcados con sus botines, hace contrapunto al sensual baile de ella.
Los sones de tarima suelen amenizar bautizos, cumpleaños, fandangos, casorios y fiestas patronales