Disponer de una habitación, mesa, luz, material y silencio No tener hermanos jugando alrededor, ni la TV o el móvil encendido Merendar antes No dejarle solo del todo Repetir siempre el mismo horario de estudio
Ser ejemplo por nuestra curiosidad intelectual, nuestro afán por saber y la afición a la lectura Fomentar la cultura familiar Crear una biblioteca familiar Cuidar las conversaciones que se tienen Cuidar las revistas que leemos
Ayudarle a organizar el tiempo y las tareas Ponerle pequeñas metas en las tareas Enseñarle a subrayar un texto Hacer resúmenes y esquemas de las lecciones Fomentar la lectura
Tan negativo es desentenderse como agobiarle con preguntas o castigos Si no rinde es probable que o le falte un buen estímulo o esté desorientado sobre lo que tiene que hacer ¿Hay algún problema de lectura?, ¿no entiende bien?, ¿sabe realmente lo que le han pedido en el colegio?
Nos sentemos 10 minutos con él y le ayudemos a organizarse Valoremos su esfuerzo y dedicación más que el resultado Resaltemos sus progresos como pieza clave para mantener el interés No le comparemos con otros hermanos o compañeros
Cada niño tiene su propio ritmo de aprendizaje y hay que dar la respuesta pedagógica adecuada, que puede ir desde nuestra ayuda personal hasta ponerle un profesor particular
Saber que exámenes tiene Qué resultados está obteniendo Qué dificultades va encontrando Preguntarle lo que se ha estudiado, qué le ha gustado más, dónde ha encontrado más dificultades y reconocer su esfuerzo y sus pequeños éxitos.