La capacidad de reconocer el modo en que nuestras emociones impactan a nuestras acciones y la capacidad de utilizar nuestros valores como guía en el proceso de toma de decisiones.
Podemos afirmar que: sólo somos conscientes de una pequeña parte de la realidad (tanto interna como externa) y además la conciencia no constituye un proceso de “todo o nada” sino que existen distintos niveles de conciencia.