Una de las maneras en que Dios nos trata es ubicándonos en posiciones insignificantes. Nuestro deseo de servir a los propósitos de Dios se traduce en la realidad de servir a otros. Esteban fue un administrador eficaz y también un buen mensajero.
Hay vidas que nos desafían, como la de Esteban. Cuando tomamos la decisión de vivir un liderazgo de servicio y con propósito, veremos la transformación y bendición anhelada.