Empezaron a componerse obras dramáticas enfocadas desde el hombre para el hombre, más centradas en los personajes y sus costumbres que en la moralidad.
Un tipo de teatro bastante cómico en el que no se escribía todo el texto, sino que contaba con unos sucesos predefinidos y unos personajes fijos con frases características ya asignadas, improvisaban.
Cada personaje procedía de una región italiana y hablaba con un acento peculiar.
Los actores que los interpretaban fueron los primeros actores profesionales, pues vivían de su trabajo y solían estar especializados en un determinado personaje, normalmente de por vida.