LAS CONSECUENCIAS
Al hacer distinción de personas se estaba quebrantando el amor al prójimo y por consiguiente se estaba pecando contra Dios. Si se ama a Dios, se ama al prójimo, así que toda la ley se puede resumir en el amor. No dejemos que intereses y valores distintos al Reino de Dios afecten nuestras relaciones con El al grado de no ver su imagen en nuestro prójimo al no amarlo y hacerlo a un lado. Revaloremos el amor al prójimo amando más a Dios.
Sin duda que estos judíos cristianos como aquellos a los que el Señor criticó y como muchos de nosotros, diezmaban.” la menta, el eneldo y el comino, y dejaban lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe”. (Mt. 23.23). Santiago les reafirma lo dicho en 1:22 “sed hacedores de la Palabra y no tan solamente oidores”. Ellos se estaban saliendo de los límites puestos por Dios y les dice Santiago: manténganse en la completa libertad que Dios les ha dado dentro de los límites de la su ley, la de la libertad, que es mucho más que suficiente para el correcto desarrollo del hombre.
Si decimos que amamos al prójimo lo trataremos con misericordia, sin juzgarle por su apariencia externa, porque ante Dios todos somos iguales, pero si olvidamos la misericordia de Dios para con nosotros y juzgamos severamente a los demás al grado de discriminarlos, no importa que tan fieles seamos en otros aspectos, Dios permitirá que seamos tratados de la misma manera en el transcurso de nuestra vida aquí en la tierra y por el cuándo le demos cuantas, porque con la misma medida con que medimos seremos medidos. Una iglesia que practica los valores espirituales del reino de Dios, no olvida la misericordia de Dios hacia cada uno de nosotros y por consiguiente hacia los demás. “Se dice que Gandhi el gran pacificador Hindú, en sus días de estudiante se impresionó mucho al leer los evangelios, y que pensó seriamente en bautizarse y ser miembro de una Iglesia cristiana.
Pensaba que en el cristianismo estaba la solución a los prejuicios raciales y a las diferencias entre los ricos y pobres que afectaba a la India y al África del Sur. Un domingo por la mañana, Gandhi fue a una Iglesia cristiana que estaba cerca y tenía el propósito de hablar con el pastor sobre sus inquietudes al terminar el culto. Pero cuando entró en el templo, la comisión de recepción se le quedó viendo y se negó a proporcionarle un asiento, sugiriéndole con toda amabilidad que se fuera a una Iglesia de negros donde sin duda le dejarían entra sin ningún problema.
Gandhi salió de aquel templo para no volver más y pensó: “Si también los cristianos tiene diferencias de clase permaneceré siendo hindú, y desde allí atacaré el mal”. Mucha gente llega a nuestra Iglesia esperando un trato diferente al que el mundo le ha dado: y claro que se lo podemos ofrecer practicando los valores del reino de Dios: valoremos el ser iguales ante Dios, valoremos la riqueza espiritual de las personas, valoremos el amor al prójimo y valoremos la misericordia de Dios para cada uno de nosotros, si hacemos estas cuatro cosas, jamás haremos acepción de personas, pues todas las personas que lleguen a nuestra Iglesia o a nuestra vida serán Bienvenidas.