A lo largo de los siglos, la mitología romana extrae y adapta para sí concepciones religiosas y culturales de los países de la cuenca mediterránea: en primer lugar de Grecia, pero también de Egipto, Frigia o Siria.
Así encontramos dioses cómo Fontus, dios de las fuentes y manantiales, Flora, diosa de los árboles, Pomona, que vela sobre los frutos, o incluso Fides.
En el Imperio romano, se adora a dioses como Faunus, un antiguo dios protector de los rebaños y de los pastores, o Terminus, guardián de los límites de los campos. Los dioses más venerados son los protectores de la casa y de la familia, los Lares (espíritus de los antepasados), y los Penates, guardianes del hogar, para los que cada vivienda reserva un sitio.