La globalidad nos recuerda que, a partir de ahora, nada de cuanto ocurra en nuestro planeta podrá ser un suceso localmente delimitado, sino que todos los descubrimientos, victorias y catástrofes afectarán a todo el mundo.
Todos deberemos reorientar y reorganizar nuestras vidas y quehaceres, así como nuestras organizaciones e instituciones a lo largo del eje local-global.
En el régimen feudal la relación hombre-naturaleza implica la posesión individual de un territorio con todo lo que en él existe. Ésta relación con la naturaleza se fue modificando paulatinamente en la medida en la que se desarrollaba la clase emergente capitalista.
En la etapa manufacturera la naturaleza es pensada como un arsenal de recursos y sus componentes como mercancías poseedoras de un valor de uso y de un valor de cambio.
Se trata de proporcionar los conocimientos fundamentales de ciencias naturales y ciencias sociales, necesarias para la utilización racional y la conservación de los recursos de la biosfera.